En diálogo con Localía Femenina, la defensora de las Diablas habló sobre sus inicios en el fútbol, la trayectoria en el equipo de Avellaneda y el amor por el Rojo entre otras cosas. Tiene como referencia futbolística a la estadounidense Alex Morgan y sueña con jugar en el Barcelona o Sevilla.

Habitualmente se desempeña de lateral derecha pero también puede hacerlo de mediocampista central, y alguna que otra vez le tocó jugar de enganche. Actualmente tiene 18 años, pero su pasión por este deporte comenzó desde que era muy pequeña.
Sus comienzos y el amor de su familia por el fútbol
Comenzó a relacionarse con la pelota alrededor de los 4 años, cuando su papá la llevó junto a su hermana a entrenar en un club del barrio, en donde eran todos varones y no había otras nenas salvo ellas dos. “Algunos nenes eran muy compañeros, y otros no aceptaban que haya chicas en el equipo, pero por suerte con el tiempo fuimos aceptadas”, expresó Naza sobre sus primeras experiencias en el deporte.
Para ella y su familia, el fútbol es un estilo de vida. Sin ir más lejos, tiene una hermana de 6 años que juega en un equipo de varones, pero también integra un equipo de nenas que es dirigido por la propia Nazarena. “Las ves tan chiquitas corriendo atrás de una pelota que te dan ganas de enseñarle todo lo que sé”, explicó la defensora.
Su llegada al rojo y la relación futbolística con su hermana
Así como pasó alguna vez en la historia del fútbol masculino de Independiente, donde coincidieron los hermanos Montenegro, en la actualidad sucede lo mismo en la rama femenina con las hermanas Dos Santos.
Naza llegó al equipo de Avellaneda a los 12 años junto a su hermana Celeste, integraron distintas categorías de la escuela, y desde el 2018 comparten el plantel superior de las Diablas donde son las encargadas de ocupar las bandas laterales de la defensa. Contó que cuando alguna comete algún error en un partido o en un entrenamiento, automáticamente se miran entre sí, y agregó que luego de los encuentros, en su casa siguen hablando sobre lo que pasó en la cancha.
Ellas y toda su familia son fanáticas de Independiente. “La primera vez que jugamos juntas, mi papá y mi mamá se largaron a llorar”, confesó la lateral y agregó: “Hasta mis hermanos se emocionaron”.
La presencia de la dirigencia y sus sensaciones de jugar en el estadio Libertadores de América
El fútbol femenino, durante muchos años, fue dejado de lado por los dirigentes de los clubes argentinos que solo le daban importancia a la categoría masculina. En lo que respecta a Independiente, Nazarena expresó que desde que ascendieron a Primera División la dirigencia se acercó más a ellas ya que previamente no había tanta presencia como en la actualidad.

Fue una de las privilegiadas en jugar el primer partido de la historia del fútbol femenino del Rojo en el estadio donde habitualmente juega la Primera División masculina. “Fue un orgullo jugar en el Libertadores de América”, comentó Naza y continuó: “Había mucha gente y nos alentaban, fue muy lindo”.
Tiene dos goles oficiales en su haber: uno frente a Lanús, que fue clave para mantener en el invicto en la Primera B previo al ascenso a Primera División, y otro frente a El Porvenir en la máxima categoría del fútbol argentino.
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