De jugar en el barrio y en los cumpleaños donde sus compañeros alquilaban canchas de fútbol, a convertirse en la lateral izquierda de Gimnasia y en una de las grandes promesas del fútbol femenino en Argentina.

El sol parecía estar dispuesto a iluminar el Estadio Juan Carmelo Zerillo, el cual viviría una tarde histórica: después de 12 años sin disputarse, se volvía a jugar el clásico platense de fútbol femenino.

Con un público tripero eufórico, ambos planteles salían a la cancha. En los dos equipos se podían observar jugadoras muy experimentadas y otras muy jóvenes. Entre ellas se encontraba Agustina Maturano que, como muchas de sus compañeras, estaba por disputar su primer regional.

La número tres del Lobo, fanática de la institución tripera desde pequeña, esperaba hacía muchísimo tiempo ese partido. Era solo cuestión de esperar a que la pelota comenzara a rodar para que ella sea parte de la historia…

Sus comienzos en el fútbol y la discriminación

Nacida en el barrio de Tolosa, Agustina mostró su pasión por este deporte desde muy chiquita. “Cuando salía del jardín, cruzaba a la plaza que está al frente y me ponía a jugar al fútbol con una botellita”, recuerda la ahora futbolista profesional y, además, afirma que sus compañeros no la excluían, al contrario, la invitaban siempre a jugar.

Esta situación no se daba solo en la plaza, sino también en los cumpleaños. Ella era la única de sus compañeras que recibía la invitación a los festejos de los chicos. Estos siempre alquilaban canchas de fútbol para celebrar y la única chica que asistía era ella. 

A los 7 años Agustina hacía patín en el club San José, aunque su pasión por el fútbol ya estaba muy presente en ella. A esa edad, cuenta que vio a una chica jugando a la pelota dentro de las instalaciones y fue en ese preciso momento cuando supo que quería comenzar ese deporte. De esa manera, comenzó a entrenar en la escuelita de fútbol recreativo de la institución, donde jugaría por mucho tiempo.

“Jugaba en un equipo con varones y todo el tiempo que estuve me trataron como una más. No sufrí tanta discriminación como otras chicas capaz si sufrieron”, comenta la lateral del Lobo. “De parte de mis compañeros nunca recibí ningún insulto o comentario ofensivo, pero de los demás equipos sí. Incluso muchas veces se negaban a jugar con nosotros por el hecho de que yo era mujer, afirmaban ´no puede jugar una chica´”, añade la joven.

Foto: Triperomaníacos.

Su desembarco en Villa San Carlos y su debut en AFA

Tras varios años en San José, donde se formó como jugadora, Agustina debió abandonar el club ya que el mismo solo tenía fútbol para chicos/as de hasta 16 años. A esa edad, ella llega a la institución de Berisso.

“Una compañera del trabajo de mi papá, Sofía Ferrarini, sabía que yo jugaba al fútbol y todo el tiempo le insistía para que me lleve a probar a un equipo femenino”, relata la zurda. “Toda mi vida había jugado con varones, pero cuando tuve que salir a buscar un nuevo club vi la posibilidad de jugar con mujeres”, agrega.

En aquel entonces Ferrarini formaba parte del primer equipo de las Villa San Carlos y tras comentarle la situación del club a Agustina, logró convencerla para que comience a entrenar allí. Actualmente Sofía es la DT de la reserva de Gimnasia.

Maturano llamó rápidamente la atención del DT, Mauro Córdoba, gracias a su enorme calidad y habilidad como jugadora. Con 16 años llegó al club y a esa misma edad debutó en la primera división de AFA.

“Debuté ni más ni menos que contra Boca, uno de los mejores clubes del país y donde estaban las mejores jugadoras. Fue una experiencia única. Desde esa vez disfruto muchísimo de cada partido porque no todas tienen la oportunidad de jugar en AFA”, relata la joven promesa del Lobo con muchísima emoción.

En el mencionado partido contra las Xeneizes, Agustina ingresó desde el banco de suplentes como lateral izquierda, su posición actual, en lugar de Lucía Guiñazú, actualmente compañera en Gimnasia.

Foto: Tres Focos.

Mauro Córdoba: el DT que la marcó como jugadora y la hizo cumplir su sueño

“Puedo decir que gran parte de lo jugadora que soy hoy es gracias a él. Yo llegué como alguien a pulir, todavía no era una futbolista, tenía muchísimas cosas por aprender y mejorar. Con Mauro crecí muchísimo. Me dio las herramientas necesarias para poder jugar en una liga tan importante como lo es AFA”, reconoce Agustina respecto a su formación.

Córdoba, quien estaba a cargo de la conducción de las Villeras cuando Maturano llegó al club y que actualmente se desempeña como DT de Gimnasia, fue quien presentó el proyecto para que vuelva el fútbol femenino en la institución tripera.

“Mauro nos reunió a todas las que conformábamos el plantel de primera y reserva de la Villa y nos avisó que su propuesta había sido aceptada, que Gimnasia iba a volver a tener fútbol femenino”, recuerda ella con mucho cariño. “Nos dijo que era opcional, la que quería se iba con él y la que no seguía en San Carlos. Obviamente ni lo dude un segundo, era una gran ilusión que para mí”, agrega.

La joven futbolista de Gimnasia es desde muy chica fanática del Lobo. Ella y toda su familia lo son. Jugar con la camiseta albiazul significaba mucho, era un sueño cumplido. “Es el club de mis amores y yo creo que no hay nada más lindo que jugar con la camiseta que amas, por eso decidí irme”, explica Agustina muy eufórica.

Pero, a pesar de que el amor por los colores fue el factor principal que la llevó a tomar esa decisión, hay otro que es imposible de obviar: en Gimnasia iba a poder seguir aprendiendo junto a Córdoba. “Mauro fue quien formó gran parte de mi y sabía que lo iba a seguir haciendo porque tengo muchas cosas que aprender todavía”, sentencia la número tres del Lobo, dejando en claro la importancia que tuvo el DT hasta el momento en su formación como futbolista.

Foto: Ramiro Dominguez.

El campeonato en el ascenso y la profesionalización

Junto con Agustina, fueron muchísimas más compañeras las que decidieron continuar sus carreras como futbolistas en Gimnasia. Esta decisión tenía una consecuencia negativa: pasarían de jugar la primera división de AFA, a jugar la segunda. Pero poco les importó, solo querían representar la camiseta del azul y blanca.

Desde el día uno que comenzaron a entrenar en Gimnasia, las jugadoras triperas se pusieron el objetivo de ascender. Poco tiempo tuvo que pasar para que lo lograran, ya que en temporada 2018-2019, la primera que disputaban, fueron campeonas del torneo y lograron así el objetivo de ascender a la máxima categoría.

“Fue una locura cuando salimos campeonas en Banfield. La emoción que sentí cuando vi que todo el trabajo que se había hecho durante un año dio frutos, es inexplicable. Fue algo único”; cuenta la lateral respecto al partido contra el Taladro, donde ganaron 3 a 2 y se consagraron campeonas a falta de dos fechas por disputar.

Consumado el ascenso, las jugadoras triperas se habían asegurado vivir un hecho histórico: jugar en el primer torneo “profesional” de fútbol femenino de nuestro país. A partir de la temporada 2019-2020, la AFA había dispuesto que todos los clubes deberían tener, al menos, ocho jugadoras con contratos.

En Gimnasia se dio una situación particular que no sucedió en muchos clubes. La institución tripera decidió firmar un contrato más de los que AFA había establecido. Entre esos nueve contratos, uno era para una joven promesa del club: Agustina Maturano. Con tan solo 18 años, la lateral izquierda se convertía en jugadora profesional. “Fue algo que jamás imaginé, realmente nunca se me pasó por la cabeza que sucediera esto”, cuenta una de las “joyitas” del Lobo.

El partido tan esperado y los comentarios en redes sociales

Desde el momento en que ascendieron, no solo se aseguraron la firma de contratos, sino también el hecho de volver a disputar el clásico platense. Después de 12 años sin enfrentarse, Gimnasia y Estudiantes volverían a verse las caras en el fútbol femenino.

“Desde el momento en que supe que las íbamos a enfrentar esperaba ese partido. De muy chica los clásicos me generaban algo especial. Los veía en el masculino y me imaginaba jugándolo, pero nunca pensé que iba a suceder de verdad”, narra Agustina.

El partido histórico se disputaba ni más ni menos que en el Estadio del Bosque. En la previa, Maturano decía: “Esperemos que se acerque mucha gente. Personalmente me motiva mucho”. Aquel día en el Juan Carmelo Zerillo muchos hinchas cumplieron los deseos de la futbolista y se acercaron a alentar al Lobo.

Aquel día el encuentro finalizó 3 a 3 y Agustina Maturano no tuvo el mejor de sus días. La joven, tras un córner de Estudiantes, convirtió un gol en contra. A pesar de luego generar el penal que le daría el empate agónico a Gimnasia, la número tres recibió muchos comentarios negativos vía redes sociales.

“Por esto el futbol femenino no es profesional” o “por eso no se merecen lo mismo que el masculino”, fueron solo algunos de los mensajes que recibió. “Aprovecharon mi error para atacarme. Es fácil ir contra el fútbol femenino, pero la mayoría de los que comentaron no deben ni seguir nuestra campaña”, sentencia respecto a aquella situación.

“Así como hubo muchísimos comentarios negativos, también tengo que destacar que hubo muchos positivos que me ayudaron a levantar cabeza”, dice la joven. “Sé muy bien la jugadora que soy, por un error no me voy a caer. Tengo que seguir entrenando y mejorando”, finaliza Agustina, quien tiene un futuro enorme como futbolista y es consciente de ello.

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